Hola colegís.
Ya he vuelto de mi retiro voluntario por las tierras de mis orígenes perrunos, o sea el Tibet. Pero que lejos que queda aquello, hace frito y hay mucha cosa de esas que los bípedos llaman nieve.
Yo mejor en casita con la bipe que ya volvió y de la cual no me separo ni un minuto. Ella se ha encargado de hacerme sentir que como en casa en ningún lado.
Verdi también. No hemos dejado de jugar ni un minuto.
Anoche jugamos los tres con la bipe, menudo desparramo de perritos y bipe que hubo, hasta que la bipe abuela se enfadó con los tres.
Yo sigo con mi batalla con la bipe abuela por el control del sofá. Cuando la bipe que nos cuida no está, la bipe abuela pone un escobillon sobre el sofá para que no me suba. Pero claro, cuando la bipe llega lo saca y ya me puedo subir.
No podrá conmigo.
Aunque he dejado de robarle las zapatillas a la noche, ahora solo le robo las medias que encuentro por ahí. Pero ayer me quede solo con Verdi y no agarre ninguna bufanda. Cuando volvieron me felicitaron por mi civilizado comportamiento.
Es que ellas no saben que en el Tibet he meditado con los monjes en como ser un buen perrito aunque medio trasto, pero eso es por la edad, a ver si lo comprenden, que recién he cumplido 10 meses.
Guagui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario